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Programa Cultural Semana 37

Querid@s amig@s de la Cultura en el Centro,


Ayer me encontré pensando: «Oh, si pudiera llover».

Escuchando interiormente, no era tanto un anhelo de humedad para la naturaleza lo que me hablaba, como una necesidad muy concreta que puede permanecer latente en algunas personas. Se despierta, in crescendo, en el momento álgido del zumbido exterior en el transcurso del año insular. Y eso es prácticamente ahora: Las fiestas, la música, el baile, las playas, los últimos días de vacaciones atraen. Santas del pueblo y romeros en trajes tradicionales desfilando por las calles... Banderas de colores al viento...


Un sentimiento de «demasiado» se extiende y anuncia la necesidad de recomponerse. Va de la mano del rizo de cuatro paredes, unos pantalones largos, tal vez un jersey que se pega a la piel. Y así me enseña: Aquí tienes un límite exterior, una protección, un espacio interior en el que puedes refugiarte... ¿Y qué mejor excusa para retirarse que un día gris y lluvioso?


Las primeras líneas del 23º refrán semanal del Calendario del Alma son apropiadas:

«Se atenúa en ambiente otoñal

el anhelo de estímulo de los sentoidos;

la manifesación de la luz se entremezcla

con imprecisos velos de neblina.

(...)"


Con saludos de fin de verano

Mikaela Nowak





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